
Se nos va para siempre la voz quebradiza y débil que susurraba canciones llenas de sensibilidad, melancolía y ternura envueltas en seductoras melodías poperas. Aunque me acerqué a su música en su etapa en solitario, tras Nacha Pop, reconozco no obstante que siempre le guardé una prudente distancia, por miedo a sumergirme en exceso en la tristeza que desprendía su música.
Se nos va un hacedor de canciones de los que no quedan en este mercado del estribillo donde triunfan los fugaces triunfillos de un solo disco. Como siempre en estos casos nos quedan sus canciones. Hasta siempre.
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